La inyección contiene la hormona progestina y te la administra un médico, una enfermera o tú misma. Solo funciona si te la aplicas cada 3 meses (4 veces al año). La progestina impide que los ovarios liberen óvulos y altera la química del útero, lo que dificulta que el espermatozoide y el óvulo se encuentren y sobrevivan. Una vez aplicada la inyección, sigue funcionando hasta que su efecto desaparece (3 meses). No tienes que acordarte de ponértela con tanta frecuencia como la píldora o el anillo, pero no es la mejor opción si te incomodan las agujas.